To the Unsung Fathers

Separation, legal fees, custody fights, and watching the person you loved become someone you never knew. These are some of the darkest time of our lives in which we cry in the dark and smile when it’s daytime. If we let them see us cry, they will mistake it for weakness and guilt. But if we smile, they will think we never cared. So we stay silent and it burns.
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We are fighting a war with no weapons and no armor. And if we lose, our kids will think we were weak and absent. They will resent us without considering that we had to break chains with no keys and we had to earn custody time after enormous legal fees.

The judge doesn’t see the weight we carried on our shoulders. We moved mountains and boulders just to make sure our kids grow older with everything they need. But the judge’s job is not to judge reality. His job is to hold us accountable. Meanwhile your child’s mother’s word is considered gold while her heart might barely be bronze. But there’s no accountability system for morals and values. The courts don’t value morals and values.
The moment we step in that courtroom, we are secondary. And that’s a difficult pill to swallow after we thought that fathers and mothers were supposed to be equal. So this is my advice to all the fathers out there.

Silence burns but it earns respect. Let people say whatever they want to say about the things they know nothing about. All that matters is that we take care of our fatherly matters and that our kids never feel our absence and that they never feel forgotten. Because if they do, we have created a cycle of emotional baggage that will take decades and generations to break.

Once you’re in a good place, find yourself a woman who will love your kids and who will push you to be the man you were born to be. But most importantly, do not allow these dark times to dim the light you had for yourself. You are still a man. You are still a king in this world capable of accomplishing all the dreams you had for yourself.

*Spanish*

Separación, honorarios legales, peleas de custodia y ver a la persona que amas convertirse en alguien que nunca has conocido. Estos son algunos de los momentos más oscuros de nuestras vidas en los que lloramos en la oscuridad y sonreímos cuando es de día. Si dejamos que nos vean llorar, lo confundirán con debilidad y culpa. Pero si sonreímos, pensarán que nunca nos importó. Así que nos quedamos en silencio y eso arde.
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Estamos luchando una guerra sin armas y sin armadura. Y si perdemos, nuestros hijos pensarán que estábamos débiles y ausentes. Nos reclamarán sin saber que tuvimos que romper cadenas sin llaves y que tuvimos que ganar tiempo de custodia después de enormes honorarios legales.

El juez no ve el peso que cargamos sobre nuestros hombros. Movimos montañas y rocas solo para asegurarnos de que nuestros hijos crezcan con todo lo que necesitan. Pero el trabajo del juez no es juzgar la realidad. Su trabajo es hacernos pagar la pensión. Mientras tanto, la palabra de la madre de nuestros hijos se considera oro, mientras que su corazón apenas puede ser de bronce. Pero no hay un sistema de responsabilidad para la moral y los valores. Los tribunales no valoran la moral y los valores.

En el momento en que entramos en esa sala del tribunal, somos secundarios. Y esa es una pastilla difícil de tragar después de pensar que padres y madres supuestamente eran iguales. Así que este es mi consejo para todos los padres.

El silencio arde pero se gana el respeto. Deje que las personas digan lo que quieran decir sobre las cosas de las que no saben nada. Lo único que importa es que nos ocupamos de nuestros asuntos paternos y que nuestros hijos nunca sienten nuestra ausencia y que nunca se sienten olvidados. Porque si lo hacen, hemos creado un ciclo de carga emocional que tomará décadas y generaciones en romperse.

Una vez que esté en un buen lugar, dese la oportunidad con una mujer que amará a sus hijos y que lo empujará a ser el hombre para el que nació. Pero lo más importante, no permita que estos tiempos oscuros atenúen la luz que tenía para usted. Sigues siendo un hombre. Sigues siendo un rey en este mundo capaz de lograr cualquier sueño.

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